
Las clases están destinadas a cualquier persona que tenga el
deseo de descubrir su voz, expresarse a través del canto y de la música. Descubrir
la propia voz es descubrir la propia personalidad. Para descubrir la voz hay
que animarse a soltar y a liberar aspectos de uno mismo. Nos liberamos cuando
liberamos nuestra voz. Una persona que habla bajito, que no se anima o le
cuesta hacerse escuchar, no es igual a alguien que suele hablar con seguridad o
con una proyección sonora importante. Aquí se ven los condicionamientos que
traemos o que “cargamos”, las limitaciones que nos autoimpusimos a temprana
edad, seguramente motivadas por un entorno que influyó en ese condicionamiento
o en el mejor de los casos en la estimulación temprana de alguna inclinación o
“talento” que estaba ahí. Esto inevitablemente va a estar directamente
relacionado con nuestra autoestima, en como estamos parados en el mundo. Trabajando
nuestra voz trabajamos nuestra forma de
estar parados en el mundo. El chakra laríngeo es un centro energético que al
liberarse nos conecta con nuestro ser auténtico, a medida que se desbloquea nos
vamos acercando más a nuestra propia verdad. Lo mas inmediato que se evidencia
en los alumnos en las primeras clases, cuando comienzan a conectarse con el
cuerpo y con el sonido, es manifestar un estado de alegría y de sorpresa al
escuchar la propia resonancia de ese sonido propio. El hecho de empezar a
trabajar con la propia voz y por ende consigo mismo provoca cambios mas allá de
las dificultades y procesos que tenga que atravesar cada uno, mas allá de que a
algunos les lleve mas o menos tiempo entender o asimilar lo que se va
aprendiendo. Registrarse, aprender a soltar, confiar, relajar…son aspectos
importantes del proceso de aprendizaje, y cada logro, cada descubrimiento puede
ser tan enriquecedor como movilizante produciendo de golpe estados emocionales
espontáneos como un llanto liberador o una risa que desestructura.. las
emociones se destraban como si fuesen cajas de pandora que se abren y permiten a una parte nuestra desconstruirnos para recordar
esas potencialidades que trajimos al venir a este mundo. Por eso el camino de
la voz es un viaje de sorpresas placentero e infinito. Cuando se descubre esta
herramienta que refleja cosas tan profundas, hay un poder que empieza a
aparecer, hay un empoderamiento. Nuestra voz, nuestro canto, nos empodera y
expresa nuestra propia verdad. Todos pueden aprender, con o sin conocimientos
musicales, a cualquier edad, no hay limitaciones cuando uno decide encontrarse
con la propia voz, con lo que uno Es.
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